¿Cuánta comida termina anualmente en el cubo de la basura? ¿Y en fechas navideñas?
Los datos oficiales sitúan a España en la séptima posición del ranking europeo de países que más alimentos desperdician. Una situación que merece la pena poner en contexto con tres contundentes números antes de continuar:
- La Fundación Española de la Nutrición (FEN) cifra en 7,7 toneladas la cantidad de comida que termina en la basura.
- Por su parte, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación asegura que un 46% corresponde a productos que ni tan siquiera se han llegado a procesar. Es decir: alimentos frescos (frutas, hortalizas o verduras)
- Tercer dato: la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cuantifica el desperdicio alimentario en una horquilla de entre 280 y 300 kg anuales por habitante. Ojo, solo en Europa.
¿Qué se puede hacer para reducir estas cifras?
Tal y como reflejamos en este artículo, el abordaje de este problema debería ser integral. Si bien es cierto que el 42% de lo que se tira a la basura llega a los vertederos desde los hogares, nadie puede rehuir su responsabilidad.
En lo que respecta a los consumidores, Beatriz Robles, divulgadora científica y participante en la citada COP25, ya aportó en esta cita una recomendación atemporal muy fácil de seguir en el día a día: hay que tener muy claro «cuándo realmente un producto debe desecharse o no, basándonos en criterios de seguridad alimentaria”. Mientras la fecha de caducidad alude únicamente a los alimentos perecederos que, de ser consumidos en mal estado, podrían provocar una intoxicación, la menos conocida ‘fecha de consumo preferente’ se utiliza para productos que «no exigen criterios de seguridad alimentaria» (sin tener en cuenta los huevos), que pueden sufrir algunos cambios de textura o de aroma sin que estos extremos supongan un problema para el consumo.
¿Pero qué ocurre específicamente en Navidad?
Algunos estudios apuntan a que el 20% de la comida que servirá para celebrar las navidades terminará desperdiciada. Evitarlo depende, en gran medida, de acciones individuales. Felipe Celis, profesor de gastronomía en el CETT-UB de Barcelona y experto en sostenibilidad alimentaria, señala la principal herramienta para conseguir reducir esta cifra: una buena planificación. «Es esencial para controlar el derroche alimentario y es la manera más efectiva para lograrlo”, apunta aquí.
Claves antidespercidio para Navidad
Las comidas y cenas navideñas del 2020 no serán como las hemos conocido siempre. Teniendo en cuenta las restricciones para atajar y controlar el COVID19, habrá mesas en las que no podrán sentarse más de 6 personas. Por lo tanto, las planificaciones de años anteriores no sirven para nada. Ten en cuenta el número final de invitados y gestiona las cantidades necesarias por persona.
La conservación de los alimentos es uno de los motivos principales por los que se tira comida a la basura. Solucionar el problema de que la comida se ponga mala es sencillo: haz compras pequeñas de productos frescos en días concretos, para que no pasen mucho tiempo en el frigorífico. También puedes apostar por alimentos que cuenten con envasados más innovadores como estos, que contribuyen de forma activa a frenar el desperdicio alargando la vida útil de los alimentos que contienen.
Por último, hay que recordad que aprovechar todo no es una tarea imposible. A parte de existir las denominadas recetas de aprovechamiento, existen suficientes herramientas para conservar la comida sobrante. La congelación es una de ellas. Otra muy útil, y que posiblemente esté infrautilizada, es envasar al vacío, una técnica con la que se elimina el oxígeno de los recipientes para retrasar la oxidación que causa la degradación de los alimentos.
«Teniendo en cuenta que la Navidad es la época del año en la que más se hace acopio de alimentos es fundamental ser eficiente desde el primer momento para no desechar nada.» (AECOC)