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Los envases de tu vida

Los envases de tu vida
13 de junio de 2023

El packaging de muchos artículos ha conseguido trascender su función práctica, su imagen de marca e incluso el valor de su contenido. Repasamos envases míticos e icónicos tanto por lo que han supuesto como por los usos inesperados que les hemos dado en casa.

Los envases de muchos productos de consumo, sobre todo alimentación o limpieza, empezaron con diseños eminentemente prácticos: “necesito guardar tanta cantidad de esto de la manera más fácil de almacenar y transportar para mis clientes”. Más tarde, se convirtieron en un elemento de marketing, que hacían reconocible la marca e incluso se asociaban a sus características. Un reto para diseñadores que ha hecho que algunos aparentemente sencillos acabasen convertidos en piezas de museos.

Pero, ¿sabéis eso de que una obra de arte no está completa si no es con la mirada del receptor, sea el espectador de una película o el visitante de un museo? Muchos envases son míticos por los usos nuevos que encontraron los propios consumidores, ya en casa, decidiendo que tamaña empresa de packaging, aunque pocos la llamasen así, no merecía acabar en la basura o el reciclaje una vez cumplido su propósito original.

La caja de galletas danesas convertida en caja de costura

Empecemos por los clásicos. Lo asociamos a las abuelas, pero uno no es un adulto funcional hasta que no ha reaprovechado una de las míticas cajas de lata de butter cookies para guardar aguja, hilo, retales, dedal, ese parche de un vaquero que acaba remedando otro… La más famosa es la caja azul de Royal Dansk, creada en 1966 con el objetivo de que las galletas se pudiesen exportar, sin romperse, a los puntos más alejados del planeta. No estamos de broma, busca un poco y descubrirás que las abuelas han usado las danesas de caja de costura en países tan alejados como Filipinas, Chile o EEUU. Hay foros en internet dedicados solo a ellas. Incluso la marca, en su cuenta de Instagram, suele sugerir usos para la caja una vez terminadas las galletas.

El bote de Colón para niños

Para algunos diseñadores es un prodigio de la multifuncionalidad. Cilíndrico, sin aristas, de cartón, pero muy resistente… perfecto para estar en el cuarto de los niños, que pueden manejarlo porque pesa poco, sin miedo a que se hagan daño. Podía ser caja de juguetes, también de herramientas, pero acababa convertido él misma en juguete: motor, cohete, coche… La optimización del almacenaje moderno en transporte y supermercados actuales ha acabado con ella porque los diseños rectangulares aprovechan mejor el espacio, pero es posible comprar algunas en buen estado vía internet por apenas 10 euros.

La Caja Roja de Nestlé, del lujo a la cómoda de la entrada

La Caja Roja nació como un elemento de marketing, vinculando su regalo a ocasiones especiales, a cierto lujo. La conocida marca suiza la creó para diferenciarla de los Chocolates Nestlé más asociados al día a día. Pero no podía quedar solo en eso. Aunque el tipo de cartón y el tamaño no permiten tanta multifunción como el bote de Colón, muchas cajas rojas han pasado a convertirse en guardianas de papeleo, álbumes de fotos o cualquier otro tipo de documento que cupiese en su espacio. 

La lata azul de Nivea se queda en el baño

En su forma original, allá por 1911, no era azul, sino con decoraciones Art Nouveau, indicando su condición de producto de lujo. A partir de los años 20 se volvería azul y se popularizaron tanto que, cuando la marca rediseñó su logo en 2013, lo hizo adoptando su diseño redondo y su color azul. La cuestión es que su forma, diseñada para transportar la famosa crema hidratante presente en muchos hogares, era tan práctica que muchas latas han acabado convertidas en jaboneras o recipientes para cualquier otro producto de higiene, presentes en duchas y lavabos allende los mares.

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