La robotización de la economía genera cierta inquietud. Esto es así porque el cambio viene precedido siempre de una situación de incertidumbre que provoca temor.
La robotización de la economía genera cierta inquietud. Esto es así porque el cambio viene precedido siempre de una situación de incertidumbre que provoca temor.Sin embargo, lo cierto es que la utilización de máquinas en el proceso productivo se ha traducido siempre en riqueza.
Los países más desarrollados son aquellos que han utilizado la tecnología para conseguir sus objetivos. Bajo este paraguas de la tecnología caben múltiples avances. La electricidad, el ferrocarril, el automóvil, la máquina de coser, el barco de vapor, el ordenador o Internet son algunos de ellos. La robotización de la economía, conocida como la cuarta revolución industrial, sólo es un paso más en la utilización de la tecnología al servicio del ser humano.
Hay estudios que ponen cifras a esta robotización de la economía como el realizado por el Observatorio para el Análisis y Desarrollo Económico de Internet (ADEI). Ahí aseguran que este fenómeno creará dos millones de empleos netos hasta 2030 en España, lo que traerá un aumento del 1,3% de la productividad de la economía española.
Dicho estudio reconoce que esta revolución digital eliminará puestos de trabajo, aquellos que puedan ser reemplazados por robots. El informe ‘La Revolución de las Competencias: Digitalización y por qué importan las habilidades y el talento” indica que el 45 % de las tareas de los empleos pueden automatizarse y el 5 % de los puestos de trabajo serán sustituidos por máquinas.
Pero al mismo tiempo que el Observatorio para el Desarrollo de Internet reconoce esa pérdida de empleos, asegura que se crearán otros vinculados a la economía digital.
Para que las máquinas funcionen, alguien tiene que haberlas programado antes. Puede que el progreso tecnológico destruya mano de obra en las industrias que actualmente conocemos, pero genera otras nuevas, todavía por explorar. Ahí está la oportunidad. Un ejemplo de esto son los países más robotizados, entre ellos Japón. La tasa de paro del país nipón es una de las más bajas del mundo, prácticamente este problema que asola a países como el nuestro, allí es inexistente.
Sin embargo, para alcanzar estas cuotas de productividad, se necesita más formación y más perfiles dedicado a la tecnología. Según algunos expertos, esto conlleva también repensar el sistema educativo y orientarlo a fomentar nuevas habilidades. Desde el Banco Mundial inciden en que a los niños se les sigue exigiendo que estudien de memoria cuando en realidad tenemos un disco rígido de un terabyte.
Cuando se habla de robotización de la economía, no hablamos de algo futurista todavía por descubrir. La automatización de las máquinas incluye aparatos tan cotidianos como un cajero automático. Este reemplaza una tarea manual que antes realizaba un trabajador. Este tipo de acciones manuales han sido sustituidas en los últimos años por máquinas, y continuarán haciéndolo. La novedad es que las máquinas han comenzado a realizar también tareas cognitivas como resolver problemas o pensar ideas creativas.
La inteligencia artificial tiene ya aplicaciones a las que todos podemos acceder. Facebook presentó a principios de año un software de prevención del suicidio basado en la inteligencia artificial. Esta herramienta es capaz de identificar publicaciones donde se expresan pensamientos de suicidio y notificarlas a un equipo de revisores. Estos, a su vez, contactarían con equipos. Pero hay más. Un sistema basado en un modelo de inteligencia artificial diseñado por la Universidad Rutges de Estados Unidos detecta falsificaciones de obras de arte analizando una pincelada. Increíble, ¿no?