La inclusión de tecnologías digitales es uno de los rasgos que caracterizan a la Industria 4.0. La inclusión de tecnologías digitales es uno de los rasgos que caracterizan a la Industria 4.0. Cada vez más empresas viven la transformación digital y se integran en una sociedad que vive constantemente unida a un dispositivo con conexión a Internet. Sin embargo, la ciberseguridad continúa siendo una asignatura pendiente en muchas empresas de agroalimentación, y un gran número de veces se debe a que se desconocen los alcances y el impacto de la red.
En septiembre de este año El País Retina publicó un artículo sobre el biohacking, un movimiento que utiliza la tecnología para alterar las capacidades del cuerpo humano. En el artículo se contaba el caso de unos científicos que habían conseguido esconder un virus informático en una cadena de ADN. Esta peligrosa aplicación sirve para ejemplificar las repercusiones que puede llegar a tener la tecnología. Las empresas deben construir mecanismos de seguridad efectivos para que su información, su marca, sus clientes y sus productos no se vean perjudicados.
En un informe del Ministerio de Industria, Energía y Turismo sobre la transformación digital de la industria española se reflexionaba acerca del papel determinante que ocupa la ciberseguridad. Esto se debe en gran parte “a la democratización tecnológica y a la interconexión global”. Aunque estas variables sean positivas, también generan uno de los mayores problemas de este contexto: la desaparición de límites, ya que todo queda registrado en la nube. ¿Cómo protegerse contra ciberataques cuando todos los datos están al descubierto? ¿Cómo podemos gestionar correctamente la información?
Los expertos coinciden en que las empresas deben utilizar habilitadores digitales para mediar entre el mundo físico y el digital y protegerse de ataques virtuales. Los habilitadores digitales son elementos imprescindibles para el desarrollo de la transformación digital de la industria española; serían todas esas herramientas que posibilitan la adaptación tecnológica de las empresas al contexto actual.
La Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León, Vitartis, puso sobre la mesa una posible solución para reducir el peligro potencial al que se enfrentan las empresas de agroalimentación en materia de ciberseguridad. Se trata de un test para investigar y analizar en profundidad los riesgos que asumen las empresas. Su objetivo es que las empresas incorporadas sean capaces de identificar sus debilidades para poder solventar errores e incrementar las medidas de seguridad. Además, se proporcionan herramientas como diversas tecnologías de gestión para desarrollar planes a largo plazo y prevenir futuros ataques.
Para desarrollar este mecanismo también ha intervenido el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE). Este organismo es un instrumento del Gobierno que tiene como misión “desarrollar la ciberseguridad como motor de transformación social” y como una “oportunidad para la innovación”. Para ello presta servicios y desarrolla herramientas como la creada en conjunto con Vitartis.
Reforzar la ciberseguridad en las empresas de agroalimentación es imprescindible porque a su vez se refuerza la confianza, tanto en la empresa como en todos los agentes que intervienen en la cadena productiva. Una empresa con unos mecanismos de ciberseguridad perfeccionados puede además ser más transparente con sus clientes, ya que sus acciones no correrán el riesgo de recibir algún asalto.
Formar a todos los empleados de la empresa sobre la correcta gestión de la información en internet también es esencial.
No se trata de que un técnico instale determinadas herramientas y automáticamente los datos estén más seguros; la ciberseguridad debe certificarse cada día y reflejarse en actitudes y acciones. Es necesario concienciar a todos los departamentos sobre su vital importancia. Para ello el INCIBE ha creado un kit de concienciación para empresas que incluye consejos de seguridad mensuales como, por ejemplo, evitar conectarse a redes inalámbricas de hoteles, restaurantes o cafeterías con dispositivos del trabajo, o si lo haces por lo menos no transmitir nunca información confidencial sin cifrar.
El pasado mayo tuvo lugar un cíber ataque global que afectó a grandes empresas de nuestro país. Un programa dañino o ramsonware conocido como WannaCry infectó los ordenadores de estas compañías a través de una vulnerabilidad del sistema y cifró los archivos. El hacker exigía un rescate de 300 dólares en bitcoins para liberarlos pero, afortunadamente, un experto de Reino Unido, autor del sitio MalwareTech, fue capaz de resolver el problema a tiempo.
Este caso sirve para mostrar el riesgo de no tener estrategias de ciberseguridad en la empresa. Sin una prevención adecuada, nuestra marca, nuestros productos y la fidelidad con el cliente pueden llegar a verse seriamente comprometidos.