El Internet de las Cosas, la robótica, la realidad virtual y aumentada, el blockchain, la impresión en 3D… Son términos que escuchamos cada vez con más frecuencia y que conforman una nueva realidad en las empresas.
El Internet de las Cosas, la robótica, la realidad virtual y aumentada, el blockchain, la impresión en 3D… Son términos que escuchamos cada vez con más frecuencia y que conforman una nueva realidad en las empresas.
Muchas han iniciado la digitalización de la cadena de producción para ahorrar costes y competir en mercados. Son conscientes de que ese paso es necesario para no perder el tren de la llamada cuarta revolución industrial.
Desde el origen el cambio es el motor que mueve el mundo. Si repasamos la historia más reciente, vemos que la primera revolución industrial transformó la manera de producir; la revolución digital cambió nuestra forma de relacionarnos y comunicaros y ahora la industria 4.0 introduce las nuevas tecnologías en las plantas de producción. Un nuevo cambio que tiene por delante un largo recorrido.
Esta avanzada forma de fabricar contribuirá a optimizar los recursos y supondrá una considerable reducción de los costes de producción. Pero no sólo eso, la automatización de procesos abarcará también todo el ciclo de vida del producto, desde el diseño industrial a la logística y el mantenimiento. Sin olvidarnos tampoco del impacto de la digitalización en la organización de la empresa.
Esta cuarta revolución industrial, que se sustenta en la integración del mundo físico y digital, es un proceso innovador que abre también un nuevo escenario: la generación de empresas innovadoras que aporten soluciones digitales y creen empleo de alto valor añadido. Pero esto requiere también políticas que impulsen ese cambio para colocar a España, una de las economías más avanzadas del mundo, en los primeros vagones del tren.
Este cambio requiere que todos los agentes involucrados (empresas, centros de investigación, Universidad, Gobiernos…) trabajen en la misma dirección para hacerlo realidad, convirtiéndolo en un objetivo prioritario de la economía española. En definitiva, se trata de crear una cultura de la innovación.
Estudios e Informes sobre el impacto de la Industria 4.0
Son muchos los estudios que intentan pronosticar el impacto de la Industria 4.0, si bien esto es todavía una incógnita que se despejará con el paso del tiempo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 14 % de los empleos de los 37 países de los cinco continentes a los que representan se automatizarán en los próximos años. También el Foro Económico Mundial arroja cifras sobre este futuro en un informe, donde se indica que la automatización eliminará 75 millones de puestos de trabajo en el mundo en 2025, pero creará 133 millones de nuevas funciones.
Esto no supone una pérdida de trabajo, sino la sustitución de determinados puestos de trabajo por otros más cualificados, lo que conllevará también una adaptación de los programas formativos. De hecho, el 85 % de los empleos que habrá en 2030 todavía no se conocen, según el Observatorio para el Empleo en la Era Digital.
Fábricas cada vez más inteligentes
Las fábricas inteligentes que funcionan con máquinas conectadas a Internet están cambiando la imagen dentro de estas plantas. Robots que se desplazan de forma automática por los pasillos para transportar mercancía; dispositivos sensoriales que guían el proceso de fabricación; impresoras en 3D, sistemas de Big Data para análisis de datos…
Pero un mundo cada vez más conectado, y unas fábricas cada vez más conectadas, implican también nuevas medidas de seguridad para evitar ataques informáticos. Éste es un campo de estudio que obligatoriamente acarrea la Industria 4.0 y del que probablemente emanen muchos de esos nuevos empleos de esta nueva era digital.