Dotar al mercado de envases menos dañinos con el medio ambiente es una importante responsabilidad.
La conocida como Estrategia Europea de Plásticos, puesta en marcha por la Unión Europea, exige que en 2030 todos los envases de plástico sean reciclables, reutilizables o compostables. Es decir, que cumplan con los criterios que marcan la llamada economía circular. Todavía faltan más de 10 años para que los rigores de la certificación 18604:2013 estén plenamente en vigor, pero las empresas afectadas no pueden posponer demasiado en el tiempo este tipo de acciones. El planeta (y los consumidores) lo exigen, existiendo además comunidades autónomas que se han anticipado a estos requisitos, de igual forma que lo han hecho algunos clientes. Por motivos así, Cipasi ha sido pionera en el sector, convirtiéndose en la primera empresa que certifica que todos sus envases de polipropileno celular son reciclables.
Pero ¿qué es la normativa 18604:2013?
Es otra de las normas básicas del ámbito de las certificaciones ISO. Más concretamente, es la que marca los procedimientos y los requisitos que deben cumplir un embalaje para ser considerado reciclable. Esto se consigue únicamente cuando todos los componentes cumplen individualmente con los criterios. Es decir, tal como corroboran desde la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), basta que uno de ellos no cumpla con los criterios de la ISO 18606:2013 para que todo el envase en su conjunto no se considere reciclable.
No obstante, esto no puede considerarse una zancadilla para un reciclaje correcto, ya que la ISO contempla la opción de que los materiales se puedan separar fácilmente para reciclar aquellos que sí cumplan con los criterios del reciclaje orgánico.
Un deber ineludible
Esta declaración de reciclabilidad de los envases y una apuesta clara por la sostenibilidad es una tarea que concierte a todos, pero sobre todo al tejido productivo. Mantener una política ambiental adecuada es algo que exigen las diferentes normativas, pero también el consumidor, que evalúa positivamente las soluciones más respetuosas. Es en el sector agroalimentario donde más impacto tiene este tipo de medidas, por ello es tan relevante que Cipasi pueda avalar que soluciones de packaging innovadoras como la Freshbox cumplen con todas las necesidades de embalaje, y además con la normativa europea más avanzada.
Y es que no hay duda de que los partners como Hinojosa son los responsables de ponerse al frente de la innovación en este terreno, para culminar con éxito los retos que plantean estos frentes. La necesidad de una transición es cada vez más clara, pero en las soluciones que se planteen se deben conjuntar las necesidades de cuidar el producto embalado, la seguridad alimentaria y los criterios medioambientales.
En 2019 todavía existe un margen de mejora muy amplio, pero en el horizonte ya se vislumbran los envases biointeligentes como una revolución muy próxima. En este sentido, es importante tener claro lo que implica la etiqueta “bio”, para no generar confusión. Actualmente se pueden identificar tres tipos de material candidatos a la etiqueta BIO: los biodegradables que se convierte en CO2, agua y biomasa; los compostables que se biodegradan tras un proceso industrial o los que directamente cuentan entre sus componentes con materiales verdaderamente biológicos.