Las máquinas de revolving están completamente implantadas en otros países de Europa. Ahora, iniciativas pioneras (y ya no tanto) en nuestro país comprueban el grado de aceptación de los consumidores.
«205.000 botellas de plástico han sido recicladas en Tenerife gracias a las máquinas de revolving» o «Reciclar tiene premio en Mislata». Son solo algunos de los titulares que en los últimos meses se han podido leer en algunos reportajes que abordan una tendencia cada vez más creciente en España: recibir una pequeña cantidad de dinero por cada envase (normalmente de plástico) que el usuario lleva a este tipo de máquinas. Mientras en nuestro país se trata de una tendencia creciente, pero de lenta implantación, en países como Alemania, Noruega o Países Bajos es el día a día de sus habitantes.
Alto nivel de recuperación
En los países donde el denominado reverse vending funciona desde hace tiempo, la tasa de retorno de este tipo de envases de un solo uso alcanza tasas del 80-90%. Los clientes de los supermercados ven como algo completamente habitual este tipo de máquinas, y se utilizan con soltura. Unas cifras que coinciden con las intenciones de las autoridades europeas, que pretenden obligar a los estados miembros a recoger el 90% de las botellas de bebidas. Estas legislaciones tan restrictivas, son también una razón de peso por la que se buscan cada vez con más energía alternativas al plástico (de un solo uso) viables.
¿Qué beneficios tiene este tipo de recogida selectiva? Para algunos actores implicados, colocar este tipo de máquinas en los establecimientos comerciales solo tiene ventajas. Además de ser una perfecta fuente de concienciación para el ciudadano, se evita que los envases terminen abandonados en el medio natural o urbano. Por otro lado, contribuye de forma determinante a la ya famosa Economía Circular y a la lucha contra el calentamiento del planeta.
¿Se puede generalizar la implantación en España?
Depende en gran medida de la legislación. El objetivo debería ser imitar a las más de 40 regiones en el mundo que ya lo tienen adoptado. Dentro de nuestro territorio, Navarra y Baleares fueron pioneras en dar un paso al frente en este terreno, pero afortunadamente los casos de éxitos (aunque solo sean a modo de prueba) comienzan a multiplicarse:
- En Mislata (Valencia), desde hace varios años, y coincidiendo con la celebración anual del Día Mundial del Medio Ambiente, se implanta durante un mes una máquina de reverse vending, en línea con los objetivos del Plan Integral de Residuos para la Comunidad Valenciana (PIRCV). Es una campaña comprimida en el tiempo, y que no devuelve dinero a los ciudadanos (lo hace en forma de regalos), pero sus gestores aseguran que tienen «una gran acogida» en esta localidad valenciana.
- Hasta 000 botellas de plástico se ha conseguido reciclar en Tenerife gracias a las máquinas correspondientes instaladas en una de las cadenas de hipermercados más populares de las islas. Ya se han repartido más de 6.000 € entre los clientes, y está previsto duplicar el número de puntos de reciclaje.
- En Derio (Vizcaya) solo en dos semanas de iniciativa se consiguió recoger hasta 4.000 envases.
Únicamente son algunos ejemplos ilustrativos, que confirman la tendencia de que en España cada vez se tiene más conciencia sobre la importancia del reciclaje. Pero su aceptación va en aumento, ya que según las cifras de las que se dispone, este tipo de máquinas ya están al alcance de los ciudadanos en muchos más puntos del país: Andalucía, Aragón, Castilla La-Mancha, Castilla y León, La Rioja o Galicia hace tiempo que dieron pasos en esta dirección.