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¿Qué metas debe alcanzar el packaging inteligente?

Imagen de Grupo Hinojosa

22 de julio de 2019

2018 fue el año del ecommerce. Pero los miles de millones de paquetes que se enviarán cada día durante 2019 y sus años venideros pueden ser únicamente la punta del iceberg de un crecimiento que, a día de hoy, nadie se atreve a pronosticar.

2018 fue el año del ecommerce. Rompió todas las barreras que se podían esperar, facturando 9.300 millones de euros a lo largo del año. Esto supone, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, incrementar la cifra de negocio un 27,2% más que en 2017.  A pesar de ser conscientes de que a lo largo del mundo circulan diariamente millones de paquetes, no es sencillo obtener cifras concretas de envíos diarios; no obstante, los 165 millones que repartió en 2018 solo el Grupo Correos permite hacerse una pequeña idea de las dimensiones de las que estamos hablando.

El ecommerce plantea muchos retos

Desde Correos aseguran que un 20% de este crecimiento exponencial experimentado en los dos últimos años en su actividad es fruto del comercio online. Alrededor de este tipo de consumo se ha conformado una especie de maquinaria paralela compleja, que supone todo un reto para los que participan de ella. Los comercios necesitan stock para satisfacer la demanda, el trabajo de las mensajerías se multiplica por cifras desconocidas hasta el momento y, en el último eslabón de la cadena, el consumidor solo quiere que su compra llegue cuanto antes a casa sin importarle en exceso toda la cadena anterior.

Y entre medio de todo ello se sitúa el embalaje. El packaging es una de claves del éxito para los vendedores. Pero el crecimiento desorbitado de los envíos a cualquier rincón del mundo también supone un reto: se debe buscar la forma de reducir las cantidades de papel, cartón y materiales asociados, sin que los embalajes pierdan el altísimo poder de transmisión de marca que tienen.

Justo es este el espacio que comienzan a ocupar decididamente los envases inteligentes. A diferencia de otros sectores, ‘inteligente’ es un concepto bastante más amplio en el mundo del packaging. La idea es conseguir embalajes que ocupen estrictamente el espacio necesario para ocupar el producto comprado. Esta premisa nos conduce directamente al concepto de Frustration Free Packaging (FFP), pero se puede ir más allá.

Mientras el FFP tiene la intención de ‘estandarizar’ ciertas medidas para que los vendedores se limiten a utilizar unas cajas determinadas, en otros sectores del ecommerce ya comienzan a utilizar tecnologías específicas capaces de calcular automáticamente el volumen del producto que se pretende enviar y fabricar en ese momento una caja totalmente a la medida

Envases inteligentes a medida de cliente

Fabricar un embalaje con las medidas exactas de un producto que se quiere enviar en ese mismo día supone ahorrar ingentes cantidades de cartón y plástico. Pero no se debe olvidar que estos envoltorios terminan llegando a las manos de un consumidor, que pretende hacer de la experiencia de compra algo completamente placentero. Por eso, el packaging inteligente destinado a ecommerce también debe ser a medida en otros sentidos.

Hinojosa BaaS (Box as a Service) es un claro ejemplo de ambas vertientes. Se trata de un servicio que responde a la omnicanalidad del mercado actual, capaz de servitizar los envases, pero adicionando además otros elementos que terminan por convertirlos en un perfecto canal de comunicación con el cliente final. Gracias a un software desarrollado ad hoc, se puede imprimir un código QR en las cajas, adecuando la información de dicho código a las necesidades de cada marca. De esta forma, el envase adquiere la función añadida de servicio. Las opciones son elevadísimas: se puede dar al cliente acceso directo a programas de fidelización por puntos, obtención de feedback mediante reviews…

Así pues, a través de este tipo de servicios se da respuesta a todos los retos que, por el momento, plantea el packaging inteligente:

  • Se crean envases a medida, reduciendo la cantidad de materias primas.
  • El packaging se trasforma en un vehículo de marketing inteligente.
  • El usuario final obtiene una experiencia de compra personalizada, aumentando de esta forma la fidelización.

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