Más de la mitad de los consumidores asegura que volverían a realizar una compra online si la reciben en un embalaje a la altura de sus expectativas.
No son pocos los que se preguntan por qué los consumidores más fieles de algunas grandes marcas se emocionan solo de recibir uno de sus paquetes. La explicación es sencilla: es una cuestión de lealtad. Para conseguirlo, una marca tiene que apostar fuerte en el diseño de sus envases. Y es que absolutamente todo lo que se comunica al cliente cuando recibe su compra (sobre todo durante los primeros segundos) es lo que se conoce como Branding packaging experience.
Crear una experiencia memorable en un consumidor lleva su tiempo. Pero merece la pena. Significa conectar de forma directa con ellos, crear un vínculo que -casi con toda seguridad- supondrá que ese cliente vuelva a comprar. Esta última afirmación cuenta con datos que la avalan: Dotcom Distribution asegura que el 52% de los consumidores no se lo pensarían a la hora de repetir una compra online que llega al destino en un envase premium.
Una ventaja competitiva
El Branding packaging experience es, evidentemente, una herramienta a explotar sobre todo en el ecommerce. No obstante, los vendedores físicos también comienzan a explorarla con fuerza por el empuje de sus rivales virtuales. Tampoco se puede olvidar que muchos de las consideradas “tiendas tradicionales” apuntalan cada día más sus ventas gracias al canal online.
¿Por qué un embalaje bien trabajado puede ser una ventaja? La primera razón es puramente organizativa: extender una marca es algo que debe ir más allá de una tarjeta de visita o un perfil en las redes sociales. Tampoco tiene sentido hacer verdaderos esfuerzos en crear eslóganes pegadizos, o utilizar un color muy representativo que se fije en la mente del consumidor si luego el embalaje no recibe la atención necesaria.
El Packaging y el valor de la primera impresión
Entregar un producto a su destinatario, sobre todo en el terreno del comercio online, va más allá de meterlo en una caja e imprimir la dirección. De hecho, este tipo de gestiones pueden terminar siendo un problema para la marca: aquella que no cuide el embalaje verá como sus competidores que sí lo hagan le terminan restando cuota de mercado.
El embalaje, sin duda, es lo más importante. Por eso, contar con un partner con la capacidad de crear un packaging a la medida de tu marca es fundamental. Muchas marcas optan por incluir un mensaje personalizado ya en el propio embalaje porque a nadie se le escapa que los detalles gráficos tienen un peso específico. Conseguirlo es más que posible gracias a las técnicas más avanzadas de impresión, que favorecen la creación de soluciones que verdaderamente contacten de lleno con el público objetivo. Y que consigan sorprender, despertando multitud de emociones en el receptor.
Por supuesto, también cuentan otros detalles interiores. Una nota personalizada o incluso utilizar la factura de compra para transmitir algún mensaje es un poderoso recurso, a menudo infrautilizado. Se trata de materiales que no deberían ser aburridos por norma.
La mejor demostración de que cuidar una marca a través del packaging es una decisión acertada son los propios consumidores. La mejor recomendación posible hoy en día no es solo recibir carritos de compra recurrentes, también lo es que un cliente realice un unboxing en sus redes sociales. Pocos escaparates mejores existen hoy en día.