El vino es uno de los productos principales en la economía y gastronomía de nuestro país. El vino es uno de los productos principales en la economía y gastronomía de nuestro país. La cultura vinícola es tan rica que ha situado a España como la primera potencia exportadora de vino a nivel mundial y la tercera en cuestión de producción.
Los favorables resultados del año pasado explican esta posición en el podio, aunque la industria se enfrenta a grandes retos en el futuro, entre los que se incluyen una mayor valorización del producto y la potenciación de las marcas vinícolas.
Los vinos envasados aumentan las ventas en el exterior
España es la mayor potencia exportadora de vino a nivel mundial. Según los datos del Observatorio Español del Mercado de Vino (oeMV), los beneficios ascendieron a los 3.186 millones de euros en 2017, experimentando un crecimiento del 8,9% con respecto al año anterior. Los vinos envasados fueron los productos estrella que consiguieron aumentar notablemente estas ventas, entre los que se encontraron el cava y los vinos espumosos.
España llegó a la cifra total de 28,5 millones de hectolitros que exportó al extranjero en 2017. Las ventas se han incrementado en países como Italia, Lituania y China, este último convirtiéndose en el quinto mayor mercado para el vino español. Sin embargo, la lista de los principales destinos de exportaciones españolas sigue estando encabezada por Alemania, seguida de Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
De esta manera, nuestro país ha conseguido situarse por encima de otros países como Italia y Francia en la competición mundial por la exportación vinícola. El principal motivo del liderazgo español se debe a una estrategia de precios, puesto que la oferta económica de los vinos españoles es notablemente más baja que la del resto de países. Sin embargo, el reto de los últimos semestres no se sitúa precisamente en conseguir mayor exportación, sino en aumentar la calidad y valorización del producto.
La importancia de las marcas vinícolas
El OeMv destacó que nuestras exportaciones están siendo más valorizadas gracias al esfuerzo comercializador de las marcas. De esta forma, la imagen de marca de las bodegas se convierte en un elemento imprescindible para hacer frente a la competencia exterior.
Uno de los retos es conseguir marcas más populares que sean reconocidas por el mercado y, por tanto, más demandadas por los consumidores. Las denominaciones más pequeñas han de encontrar su sitio en el mercado internacional y el proceso comienza con establecer una fuerte imagen de marca. Sin embargo, el reto presenta un mayor esfuerzo en los nuevos mercados. Europa es el principal destino de los vinos españoles, pero el auge que están experimentando países como Estados Unidos y China no puede ser ignorado. Mientras que el primero se sitúa como el mayor importador de vinos del mundo, China sigue aumentando sus ventas como país exportador.
En cuanto a las previsiones futuras, el volumen de exportaciones españolas podría disminuir en 2018, pero el OeMv prevé que se mejore la valorización de los vinos. Un objetivo que se debe a que nuestro país comercia sus exportaciones a precios muy bajos. Francia e Italia consiguen hacer más negocio aunque exporten menos que nuestro país porque establecen precios más elevados para sus vinos.
Ya fue evidenciado el año pasado, cuando las exportaciones españolas del primer semestre de 2017 fueron menores que las del semestre de 2016 pero la facturación final consiguió aumentar: la clave no se encuentra en la cantidad, sino en la calidad.