El pasado diciembre los ministros de pesca de la UE se reunieron en Bruselas para acordar el reparto anual de cuotas pesqueras para las aguas del Océano Atlántico y el mar del Norte.
El pasado diciembre los ministros de pesca de la UE se reunieron en Bruselas para acordar el reparto anual de cuotas pesqueras para las aguas del Océano Atlántico y el mar del Norte.
Para ordenar estas cuotas la Comisión fija los totales admisibles de capturas, conocidos como TAC, es decir, los límites de capturas (en toneladas o número) de peces con interés comercial que se establecen para la mayoría de las poblaciones. Los TAC se reparten entre los países de la UE de forma equitativa, intentando atender a las especies y posibilidades de las diferentes zonas pesqueras para optimizar el comercio.
A pesar de esto, la reunión anual en la que se fijan estas cuotas suele desenvolverse como una tensa batalla verbal, en ocasiones descrita como “maratoniana”. El debate en la UE es cada año similar: la Comisión plantea las propuestas, los gobiernos intentan negociar las cifras y, tras varias horas (la reunión del pasado diciembre duró 22 horas), se cierran los TAC.
En una decisión que afecta a tantas personas es imposible que todos los estados miembros queden satisfechos. No obstante, la Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España, Isabel García Tejerina, aseguró a los medios de comunicación que se había “logrado mejorar en casi todas las especies la propuesta inicial y conseguir reducir los recortes” y mantener así estabilidad para la flota española.
Este desenlace no estaba asegurado en la jornada previa al debate. De hecho, el sector pesquero temía que no se lograra alcanzar un modelo consensuado. La peor previsión se la llevaba la merluza, con una reducción de un 30%; sin embargo finalmente se pudo reducir de forma favorable hasta un 12%. Esto supuso una victoria para la flota nacional, ya que la merluza es una de las especies con mayor valor comercial para España.
Un modelo de pesca sostenible
La Comisión insiste en recordar que estas negociaciones e imposiciones no se establecen en vano, sino con el objetivo de alcanzar el rendimiento máximo sostenible (RMS, según los científicos, el nivel óptimo de capturas que se puede extraer de una población de peces cada año sin perjudicar las existencias). Aunque el negocio de la pesca es una parte muy importante dentro del comercio español, se establecen unos límites para que la actividad no impida la reproducción de especies.
Estos límites se cercan a través de estudios biológicos sobre las especies y observaciones de la comisión científica. Ejemplos de esto son la cigala, cuyo tope queda en 100 toneladas pero se mantiene abierto a modificaciones en función de un estudio pendiente; la sardina, por otro lado, no se ha incluido en esta comisión, sino que se discutirá en una reunión aparte. La UE analiza los datos presentados por los gobiernos para argumentar sus propuestas.