2.336 euros. Es la cantidad que, según los datos del Observatorio Cetelem, se gastaron los españoles -de media- en compras online a lo largo de 2021. Una cifra que se traduce en un aumento del 11% si lo comparamos con el año anterior, y que viene a confirmar algo que parecía imposible: el ecommerce todavía no conoce su techo. Lejos de vislumbrar una estabilización de su potencial, las previsiones auguran que seguirá creciendo. Algunas agencias ya se han aventurado: lo hará entre el 30% y el 50%. No obstante, en un panorama todavía incierto y en constante revisión en lo que a economía se refiere, apostar sigue siendo complejo y arriesgado.
Comercio electrónico en 2021: lo que ya sabemos
Hay más datos sobre lo que aconteció en 2021 dentro del gran mercado online: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a través de su panel de datos CNMCData, ya ha podido corroborar que en el segundo trimestre del pasado año se superaron los 13.600 millones de euros en compras digitales, un 13,7% más que el mismo trimestre del año 2020. A falta de conocer el comportamiento del resto de meses (que se desvelará conforme avance 2022), se confirma lo afirmado en el primer párrafo.
«En el segundo trimestre de 2021 se han registrado más de 279 millones de transacciones, un 14,5% más», aseguran desde la CNMC, que apuntan al sector de la moda como el más demandado y a los grandes almacenes como líderes del ranking de compraventas en nuestro país.
¿Y qué pasará en 2022?
Pues resulta complicado saberlo. Con el atasco en la cadena de suministro todavía por resolverse (ojo con prometer envíos de mercancía en 24 horas), los problemas relativos a las materias primas y un panorama económico en el que la inflación (lastrada enormemente por el precio de la energía) todavía será protagonista, al menos, y según pronostican desde CaixaBank Research, durante el primer trimestre del año recién comenzado, las previsiones macro son complicadas de plantear.
Dando por hecho que las cifras de ingresos y ventas seguirán creciendo, merece la pena intentar adelantar qué tendencias concretas marcarán el paso. Una de ellas se repite y es bien conocida dentro del sector del packaging: la sostenibilidad. Leyendo la frase anterior cabría decir que entonces no se trata de una novedosa tendencia, pero es que en 2022 todo hace pensar que el juego será a una sola carta. Todos los actores implicados deberán decidir entre ser más verdes o directamente pensar en la desaparición. Suena demasiado contundente, pero es la realidad que muestran los análisis. Y es que los consumidores quieren comprar a proveedores mucho más sostenibles y las marcas, conscientes de ello, luchan con todas sus fuerzas por diferenciarse más y mejor de su competencia en este terreno. Un arma bastante poderosa será la compra local y de proximidad.
Si todo va como cabe esperar, el 2022 será crucial en cuanto a circularidad. Es más, ya han nacido algunos términos específicos al abrigo de esta actitud. «Upcycling» es el nuevo tecnicismo con el que se conoce a las compras de segunda mano y reutilización. Algunas de las plataformas de comercio electrónico más potentes a nivel mundial ya tienen un market específico para esto, así que conviene no perder de vista lo que pueda dar de sí esta tendencia.
Streaming y Social Media shopping
Otro pronóstico con poco riesgo de resultar fallido tiene que ver con las ventas vía redes sociales. Facebook ya lo hizo en su día apoyado por el poderío de Instagram, y ninguna plataforma quiere perder competitividad a través de las mismas. TikTok tiene todas las papeletas de convertirse definitivamente en la red social de referencia en 2022 y ya ha empezado a tejer alianzas con un gigante como Shopify para que los usuarios puedan comprar desde la propia aplicación. Visto el movimiento, el contagio ha sido inmediato: Twitter y Pinterest han anunciado que desembarcarán en España con sus primeras betas de ecommerce. Veremos hasta dónde llegan.
Directamente relacionado con las redes sociales, la promoción e incitación a la compra y venta de productos a través de directos y sesiones de streaming (generalmente usando influencers para ello) seguirá cogiendo cuerpo. El porcentaje de venta irá in crescendo en los próximos años debido a los altísimos niveles de confianza que las marcas generan en el usuario cuando muestran sus productos a través de las figuras más relevantes de la red.
Una norma de oro: no olvidar el offline
Suena paradójico, pero los análisis insisten en la necesidad de mimar hasta el extremo la parte offline de un negocio para que lo online sea un canal verdaderamente rentable. La dicotomía entre on y off, sencillamente, ya se ha terminado y no hay lugar a las dudas: todo el camino que un cliente recorre con la parte offline de una marca está vinculado a la experiencia en Internet. Y viceversa. Así que 2022 y la omnicanalidad cruzarán sus caminos y, al igual que sucede con la sostenibilidad, esta vez lo harán para que las marcas puedan tener una foto fija de su situación. Ser omnichannel o reinventarse. O quedarse por el camino.