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Tractores, comida caliente y miles de cajas llenas de esfuerzo. El poder transformador del trabajo en equipo

Imagen de Hinojosa Packaging Group
Por Hinojosa Editor
5 de diciembre de 2024

Cada año, el Día Internacional del Voluntariado nos invita a reflexionar sobre el poder de la ayuda mutua y su capacidad para transformar vidas. Este año, en Hinojosa, esta jornada adquiere un significado más profundo tras la DANA que golpeó con fuerza a la Comunidad Valenciana, donde se encuentran nuestros orígenes y muchos de nuestros centros de trabajo.

Escobas, maquinaria pesada, puestos de reparto de comida caliente, bolsas de chucherías para niños; compañerismo, apoyo, solidaridad. Hace poco más de un mes que la Comunidad Valenciana sufrió un duro golpe y todos sus vecinos tuvieron que enfrentarse al desafío de recuperar casas, calles y pueblos enteros devastados. La DANA ha dejado imágenes difíciles de olvidar, pero también un enorme sentimiento de orgullo y gratitud por todas las personas que han ofrecido su tiempo, su conocimiento y todo su esfuerzo con el único objetivo de ayudar a la reconstrucción de las zonas más afectadas. 

La admirable implicación y la ola de solidaridad que ha recorrido España en estas semanas es el mejor referente para conmemorar este Día Internacional del Voluntariado que, este año, nos recuerda más que nunca el valor del trabajo en equipo y de la generosidad.  

Compañerismo y voluntariado 

Desde Hinojosa, hemos vivido estas últimas semanas con especial intensidad. Nuestras raíces y muchos de nuestros centros están situados en Valencia. Afortunadamente, en el equipo de Hinojosa y en nuestro entorno más cercano no tuvimos que lamentar daños personales. Sin embargo, desde nuestras plantas hemos sido testigos de las consecuencias de las inundaciones: calles anegadas, familias enfrentando situaciones de vulnerabilidad y comunidades enteras desafiadas por retos inesperados.  

Pero en medio del caos y la incertidumbre, personas anónimas, trabajadores del campo, entidades sin ánimo de lucro y empresas se unieron en un esfuerzo extraordinario para devolver la calma y reconstruir lo perdido.  

Un ejemplo de esta solidaridad es Maite, compañera de nuestra planta de Torrent, y vecina de Aldaia, ambas localidades afectadas. Aunque, por suerte, su casa no fue muy dañada durante las inundaciones, ha perdido su coche y muchos recuerdos de toda una vida que guardaba en su trastero, que quedó totalmente inundado. 

“Ver a tanta gente dejando de lado su tiempo personal para ayudar a todo el que lo necesitase fue conmovedor. Incluso aquellos que habíamos perdido el coche o muchos de nuestros recuerdos, queríamos ayudar a los vecinos que estaban en una peor situación. Nuestra prioridad era limpiar las casas para que todo el mundo pudiese volver a sus hogares lo antes posible”, comparte Maite, que también participó activamente en las labores de limpieza. 

Otro miembro del equipo, Mohamed, también incide en la importancia de la ayuda mutua, “la reacción de los compañeros te hace sentir que no estás solo. Ahora compartimos coche para poder venir a trabajar y hasta he visto a compañeros ofreciendo su casa a los que no podían todavía recuperar su hogar. Creo que todos nos sentimos muy orgullosos de la red de apoyo que se ha creado”. 

Mientras el equipo se volcaba en las labores de limpieza y en la ayuda a los compañeros afectados, la empresa gestionaba recursos para mitigar el impacto en las comunidades. Varias de las plantas de Hinojosa dedicaron sus esfuerzos a la producción de más de 60.000 unidades de cajas y envases alimentarios, y su envío a los centros de recogida ubicados en diferentes municipios.  

Cocineros y agricultores, una ayuda esencial para recuperar la normalidad 

En situaciones extremas como esta, los sectores más esenciales vuelven a cobrar la importancia que muchas veces olvidamos. Como ejemplo, los agricultores, que conforman uno de los principales pilares de la economía local, no tardaron en organizarse y utilizar toda la maquinaria que tenían disponible para ayudar a recuperar la normalidad. Tractores y excavadoras fueron esenciales para despejar calles, mover vehículos atrapados y retirar toneladas de barro. Esta movilización no solo evidenció la capacidad del sector para actuar rápidamente, sino también su profundo vínculo con la comunidad. 

En medio de las tareas físicas más arduas, chefs, restaurantes y casas de comida preparada hicieron lo que mejor saben hacer: brindar calidez a través de sus platos. Comida caliente que llegó a las manos de voluntarios y familias afectadas, convirtiéndose en un símbolo de cuidado y humanidad. Esta acción ofreció un respiro emocional a quienes trabajaban incansablemente. 

«Fue emocionante ver cómo se unieron desde la cocina hasta el campo. Los cocineros hicieron una labor encomiable, poder comer caliente cuando todavía no tienes ni agua ni luz en casa es casi un lujo y te ayuda a seguir con todo el trabajo que queda por delante», comenta Maite. 

El poder transformador del trabajo en equipo 

La DANA puso a prueba a comunidades enteras, pero también dejó un legado de unidad y solidaridad que trasciende la adversidad. La colaboración de estudiantes, profesionales (agricultores, arquitectos, psicólogos, profesores, chefs…), empresas y todo tipo de entidades demuestra que, cuando trabajamos juntos, no solo reconstruimos lo perdido, sino que fortalecemos la esperanza en un futuro mejor. 

En Hinojosa, creemos que este espíritu de cooperación debe ser una constante, no solo una respuesta a la crisis. Porque, como hemos visto, el poder transformador del trabajo en equipo no tiene límites. 

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