La industria del cine se ha encargado de empapar al espectador de conceptos e historias emocionantes. Películas como Piratas del Caribe o Master and Commander reflejan lo rudo y complicado que puede llegar a ser el océano. Es lo que convierte a las personas de la costa en lo que se denomina “lobos de mar”. Aquellos que se dedican a la acuicultura y la pesca salvaje conocen los desafíos que enfrenta la mercancía hasta llegar a su destino. Gambas, gambones, langostinos, y demás productos, viajan en grandes barcos en varias ocasiones hasta llegar a los lineales. Para desembarcar allí (perfectos), la travesía puede ser dificultosa: temporales, golpes, agresiones, cambios de clima y de humedad. Hacer que un producto llegue intacto a tierra puede ser toda una odisea. Por ello, es fundamental fabricar un packaging que actúe como armadura para las adversidades y conserve su frescura y calidad.
Esto que para cualquiera puede sonar tan lejano y desconcertante, para nuestro equipo no es más que el pan (o pescado) de cada día en nuestras plantas. Estos envases a prueba de calamidades, pero tan necesarios para que el producto llegue a destino en perfecto estado, se fabrican lejos del mar, pero dan servicio a clientes de 60 países de todo el mundo.
Dar la vuelta al mundo muy cerca del cliente
Un barco es uno de los lugares más agresivos para el packaging. De hecho, los envases que fabricamos en las plantas de Hinojosa navegan entre 40 y 50 días en un barco al 90% de humedad. El packaging para productos del mar demanda cualidades técnicas muy específicas, por lo que también requiere una enorme apuesta por la innovación, dadas las dificultades que puede enfrentar. La combinación de tintas, colas, barnices y cartones que aguanten el trato, o maltrato, del mar, es un trabajo de años.
Este proceso de optimización no lo hacemos de manera aislada en nuestras plantas, sino muy cerca del cliente. Lo más importante para que un envase sea un producto redondo es colaborar con él y adaptarse a sus necesidades. Esa escucha activa incentiva la innovación y es uno de los atributos que mejor nos identifica. A lo largo del año, algunos de nuestros especialistas visitan las instalaciones de acuicultura y las plantas donde reciben la mercancía los barcos, para identificar si los procesos del cliente han cambiado y demandan algún tipo de modificación en el envase para adecuarse a sus necesidades en presente continuo.
Desde hace un tiempo, la inversión en innovación es imposible de entender sin la sostenibilidad. Hacer viable un mejor envase para el cliente, su mercado, y el medio ambiente son objetivos clave. Para ello, en Hinojosa somo expertos en soluciones de packaging sostenibles, el papel que se utiliza es certificado FSC y durante el proceso se trata de combinar tintas que consuman la menor energía posible.
De dentro hacia fuera: una mirada local
Con estos envases que desarrollamos desde plantas especializadas en el sector pesquero como Valladolid, Vigo o la portuguesa Graphicsleader, damos servicio a clientes de más 60 países. A través de ellos, hacemos frente a las demandas del mercado internacional sin olvidarnos de la dimensión local generando impacto positivo en las regiones donde están nuestras plantas. En plena expansión internacional, sabemos bien que cuidar el entorno es clave en nuestra apuesta por cuidar lo que llevamos dentro. Atraer talento, ser fuente de trabajo en las zonas donde estamos y cuidar nuestro ámbito más cercano son algunas de las prioridades de la compañía.
Este packaging para alimentos frescos y congelados del mar resume a la perfección el propósito del envase: entender las necesidades de nuestros clientes, innovar para crear un producto perfecto y respetar con él el entorno en el que todos vivimos.
Para desarrollar algo así, que bien pueda llenar las cámaras de los supermercados o los camarotes de un barco, se necesita, como dice el refrán: “caña, paciencia y maña”.
